Receta del nº 190 de la revista cocina diez
INGREDIENTES
Una lámina de
pasta brisa
1 cebolla
pequeña
1 cucharadas de
harina
200 cc de leche
(orientativo)
1 huevo
sal, 50 grs de
mantequilla, pimienta, nuez moscada.
1 calabacín
(sobrará)
1 berenjena
1 zanahoria
PREPARACIÓN
Precalentar el
horno y mientras estirar la masa y colocarla en una fuente redonda estirada.
Pincharla y ponerle peso encima (unos garbanzos), o bien meterla 5 minutos al
congelador y meterla al horno a 180º, diez minutos. El meterla al congelador
hace que no se hinche al meterla en el horno.
Lavar el
calabacín y pelar la zanahoria y la berenjena (o si se prefiere dejar ésta
última sin pelar.
Cortar las verduras
con una mandolina o un pelapatatas y a su vez, con el cuchillo cortar en tiras
finas y estrechas.
Picar muy fina o
rallar la cebolla y pochar en una sartén con 50 grs de mantequilla (o en la THM
a 90º cinco minutos al cinco). Añadir la leche, como no la pese no se la que
puse, algo menos de un vaso, pero que quede una bechamel espesita. Añadir el
huevo y mezclar ya fuera del fuego. (En THM añadir la harina y cuando se dore
un poquito, la leche).
Salpimentar y
echar pimienta y nuez moscada al gusto.
Sacar del horno
la masa y colocar la bechamel.
Ir colocando las
verduras de una en una y formando círculos de fuera hacia adentro. Si quedara
algún hueco al terminar se puede ir completando con el color que corresponda.
Hornear durante
30 minutos, vigilando por si hubiera cuajado un poco antes.
HISTORIA
Últimamente no
sé si por la primavera, los años, o que,
todo me cuesta una barbaridad, y también escribir las historias que completan
mis recetas. Por eso, hasta que se me pase este perrerío (iba a poner astenia
primaveral que queda más fino, pero creo que lo que me invade es perrerío puro
y duro), voy a dejaros un artículo con el que colaboré en una revista y así no
me canso...
Muchas madres
enseñan a sus hijas a pintarse las uñas, protocolo, a sentarse erguidas y
sonreír…. Mi madre prefería enseñarme a cocinar, a pasar ensanches y a
limpiar los azulejos de la cocina…
Los dejábamos
brillantes e impolutos y yo le preguntaba con mi tontería adolescente:
-¡Pero para que
quiero yo saber limpiar azulejos si cuando sea mayor tendré servicio! – Y
ella repetía incansable:
-Nena: para
saberlo mandar hay que saberlo hacer.
Nada más lejos
de la realidad
Para saberlo
mandar hay que saberlo mandar y punto
Y, a veces,
pienso que yo no he nacido con ese don.
Cuando mando algo,
la mayoría de las veces, la faena vuelve a mí en una especie de efecto
boomerang.
Si digo: -Nena:
recoge la mesa. -La nena recoge el vaso y el plato, pero si le pregunto que
porqué no ha recogido el agua me dice:
-Pero ¿Dónde la
pongo?- (¡en el cajón de mis bragas pienso en decirle) pero en realidad le
digo:
-En la nevera
cariño.
-¡Es que no
cabe!- me responde
-Pues aparta
algo- insisto yo
-¡hay mama se me
ha caído el bote de la mayonesa y se ha roto!
-Tranquila, que
voy, y ya recojo yo los cristales, limpio la mayonesa que hay por toda la
cocina y luego, de paso, recojo la botella de agua y la mesa. (que era el
mandao)
Si mi hijo dice:
-Tengo que hacer
un trabajo sobre la obra de Picasso. -Pues que bien pienso, y digo:
-Ya sabes,
recopila la información de internet y la imprimes, luego la subrayas, coges las
ideas importantes, haces un guión..
–Mama ¿Dónde
están los folios?- (¡en el cajón de mis bragas pienso en decirle) pero en
realidad le digo:
-En la
estantería cariño
-No los
encuentro,
-Tranquilo que
voy y te busco los folios. (que era el mandao)
-Mamá esto no
imprime. –me dice
-¿has enchufado
la impresora? –le respondo
- ¿Dónde se
enchufa? (¡en el cajón de mis bragas pienso en decirle) pero en realidad le
digo:
-Tranquilo que
voy y ya te imprimo yo los datos. (que era el mandao)
Otras veces le
digo a mi pareja:
-haz tú la
cena- y él me responde con cara de circunstancias:
-¿y que hago
para cenar?-
-¡lo que
quieras! -y pienso: si lo peor de la cena no es hacerla, sino saber lo que vas
a hacer. Y él me dice con mucho interés:
-Sí pero: ¿que
hay?
-Pues… cualquier
cosa…haz hamburguesas mismo- y él me pregunta:
-Pero ¿Dónde
están?- (¡en el cajón de mis bragas pienso en decirle) pero en realidad le digo
-En el
congelador cariño
-Sí pero,
¿en qué cajón del congelador?,
-Pues…y como no
acostumbro a memorizar el contenido del congelador le acabo diciendo.
-Tranquilo que
voy y, ya que he perdido el hilo del programa que estaba viendo, pues hago yo
las hamburguesas (que era el mandao)
Mientras aprendo
a ordenar cosas sin tener que acabar haciéndolas yo misma, os dejo esta receta
de quiche espiral de verdura. Deliciosa, os lo aseguro. La hice yo solita
porque si pedía ayuda ya sabía que igualmente iba a acabar haciéndola yo
solita (es lo que tiene el efecto boomerang)
Si queréis
hacéis esta quiche, pero sólo si queréis, por que si os ordeno yo que os
pongáis a hacerla, ya se lo que me toca. A la primera me veo diciendo:
-¡tranquila que voy! Y me planto en vuestra casa para cortar las verduras….