CALAMARES RELLENOS DE GAMBAS

INGREDIENTES

250 grs. de gamba arrocera
1 cebolla pequeña
6 calamares medianos
1 cortada de jamón
1 cucharada de harina
sal y pimienta blanca

PREPARACIÓN

Limpiar los calamares y separar las aletas y las patas que cortaremos pequeñitas con el cuchillo.
Pelar las gambas y reservar las mollas. Con las pieles y cabezas haremos un fumet (ponerlas a hervir con el agua que las cubra, aplastarlas con el tenedor o picarlas y tras veinte minutos colar)
Cortar el jamón pequeñito.
Sofreír la cebolla y añadir las aletas y patas cortaditas del calamar. Cuando ya han pasado unos cinco minutos, añadir una cucharadita de las de café de harina y dar unas vueltas para que no sepa a cruda. Echar un poco de fumet hasta que se trabe y añadir las gambas peladitas y el jamón. Dejar cocer un minuto.

 Rellenar con esta farsa los calamares y clavarles un palillo en su parte superior para que no se salga el relleno.

Rallar una cebolla y cuando ya esté transparente añadir una cucharada de harina y dorar. Añadir el resto del caldo y un buen chorritón de vino de moscatel. Cuando espese un poco echar los calamares y dejar cocer unos quince minutos.
Servir espolvoreado de perejil picado.

HISTORIA

Carmela es fallera desde que nació. Un a vez, cuando aún era muy pequeña le hice unos pololos (son unos pantalones que se llevan bajo de las enaguas y llegan por las rodillas. Eran la ropa interior de la época). Eran muy bonitos, con sus iniciales bordadas y todos llenos de puntillas y bordados.
Cuando se los enseñé y le pregunté si le gustaban, muy seria me respondió:
-sí mamá, son muy bonitos, pero ¿por qué has trabajado tanto si no se van a ver?
Y tenía razón mi niña, aunque era tan pequeña que me dejó muerta su respuesta.
Con los calamares pasa algo parecido: si los vamos a rellenar y a poner con salsita, es mejor comprarlos o bien congelados o bien de tamaño mediano como estos, que salen muy bien de precio. Los que son más caros por ser frescos de la playa vale la pena hacerlos a la plancha, vuelta y vuelta porque si no, no notamos el sabor. Y la gambita como va cortadita, de la pequeña arrocera o congelada, que nos hace el mismo papel.

Pues eso, apliquemos la ley de la eficiencia conseguir el máximo resultado con el mínimo esfuerzo.

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