INGREDIENTES
Una lámina de
hojaldre
Fiambres
variados (quesos de varios tipos, jamón York, sobrasada)..
Orégano, sal,
una yema de huevo para pintar (optativo)
PREPARACION
Extender la
lámina, colocar por encima los fiambres en tiras para tener espirales de varios
sabores.
Si se quiere todas del mismo sabor, extender el ingrediente elegido
por todo. Dejar una tira en un extremo sin mezcla para poder cerrar y que no se
salga el relleno.
Enrollar la masa
de hojaldre sobre si misma formando un rollo. Mojar el dedo en agua o un
pincelito y mojar la ultima tira sin relleno para que se pegue y se cierre el
rollo. Cortar el hojaldre en tiras.
Colocar los
discos sobre una bandeja de horno, pintarlas con huevo y espolvorear con un
poco de queso rallado, orégano, sal y pimienta o nada.
Cocer al
horno a 180º de 10 a 15 minutos, vigilando para que el hojaldre esté cocido
pero no se queme.
HISTORIA
A veces las personas,
engullidas por la vida diaria, podemos llegar a sentir complejo de lavadora.
Si, no creo que
ningún psicólogo lo haya estudiado aún, ni que se lo hayan diagnosticado a nadie
todavía, pero, seguir leyendo, y a ver quien no ha sentido alguna vez el
complejo de lavadora. Este artículo lo escribí en 2012 para una revista:
Recordé nuestros primeros momentos juntas, cuando la trajeron en una carretilla. Luego un chico enorme, sudado y nada sexi , la cogió a pulso, como Iñaki Perurena coge un guijarro cualquiera y la depositó en su hueco en el lavadero.
Me leí las instrucciones con emoción, memoricé sus programas, y empezamos a vivir juntas.
Ese fue el principio de todo.
Comenzó a venir gente a casa y nunca les hablé de ella. Podía ensalzar las virtudes de mi congelador no-frost, el desahogo de la armariada que había puesto en el recibidor, pero no dije ni una palabra de su programa de treinta minutos ni de su capacidad de centrifugar hasta 1200 rpm.
Pero ella no dijo nada y se ponía más enérgica cuando pulsaba la tecla de ropa extra sucia o cariñosa cuando pulsaba la de ropa delicada.
Cortinas, calcetines, sábanas y camisas, todas las semanas, varias veces a la semana…
Hasta que un día se estropeó.
Y la tragedia llegó a nuestra casa.
Días después, ya reparada, con su enorme boca abierta para mí, vi que la lavadora y yo éramos iguales.
Yo vivía siempre a tope, revolucionada, recogiendo a los niños, haciendo la lista de la compra, organizando mis minutos como piezas de tetris para llegar a todo, angustiada por si se me olvidaba llevarlos al dentista, haciendo comidas, cambiando la ropa de los armarios… todas las semanas, varias veces a la semana…
Era imprescindible, pero invisible, como mi lavadora. Nadie me decía que compraba muy bien en el super, ni que llevaba a los niños super-conjuntados ni nada…
Y decidí no esperar a estropearme, como ella, para que se dieran cuenta en casa que yo era un tanto excepcional…
En casa les hice estas espirales de hojaldre. Fuera las aburridas cenas de siempre. No cuestan nada de hacer, pero no hay que decirlo a nadie, porque el resultado es espectacular y están bien ricas.
A partir de ahora hay que alzar la voz, ¡Basta ya de ser invisibles como la lavadora!
Por cierto
ahora cuando recojo la ropa le digo a mi lavadora: –muy bien cariño, que bien
lo dejas todo, y que olorcito tan bueno, ¡que haría yo sin ti!. Si me oís un
día hablando con ella, no es que me haya vuelto loca, es que no quiero que se
siga sintiendo invisible como yo lo fui hasta un día…
Lo mejor
fué cuendo lo leyó Juan y muy serio me dijo:
-No sabía
que se nos había estropeado la lavadora...
la verdad es que quedan muy ricos :)
ResponderEliminarJajaja me he reido un montón con la respuesta de tu marido, si es que hay veces que tienen menos sensibilidad! Me apunto esta idea, como dices es una cena sencilla pero diferente y muy divertida! Besitos!
ResponderEliminarPues buenisimo! son unos bocaditos de empezar y no parar, me gustan mchisimo
ResponderEliminarbesitos
Silvia