En Menorca viven unos habitantes muy apreciados. Es Raons o Raors. Son unos peces medianos de 12 a 16 centímetros, planos, de color sonrosado, carne prieta y ojos saltones que hacen la delicia de los afortunados que tienen la suerte de degustarlos.
No es sencillo. No se puede ir a la pescadería y simplemente pedir medio kilo. Los Raons hay que pescarlos, uno a uno y como tienen rango de pesca deportiva no pueden comercializarse. Tampoco se pueden pescar cuando uno quiera: están protegidos y hay veda del 1 de Abril al 31 de agosto
Este año mi hija Carmela tuvo la suerte de vivir con una familia amiga de Menorca, toda el proceso que le llevó a degustar tan exquisito manjar
Por fin llegó el día uno de septiembre. Los gusanos estaban encargados. El llaüt menorquín a punto y también las cañas. Todo un año esperando para pescarlos, y justo cuando se abrió la veda llegó la tramontana, el viento del norte que levantaba en la isla unas olas tan grandes que daba miedo verlas, el mar en toda su ferocidad.
Como decía Ramón nos tendríamos que comer los gusanos en tortilla. Entre los pescadores no había más conversación, sólo se hablaba del tiempo y de cuando podrían salir a pescar.
Y por fin llegó el día. Se despertaron temprano y salieron a la mar. El cielo azul y el mar en calma eran el preludio de la hermosa jornada que iban a vivir.
Buscaban zonas con arena en el fondo y echaban la caña, hasta que el plomo llegaba al fondo. Al notar un tirón hay que recogerlos, pero luchan mucho, son peleones, sobre todo los machos que se distinguían por su mayor tamaño y colores más vivos, y costaba mucho sacarlos a la superficie.
El primero, el segundo, y algunos más pudieron llevarse a casa junto con algún lenguado.
Estos peces no tocaron el agua dulce, se limpiaron en el mismo barco con la transparente agua del mar menorquín y sus tripas sirvieron para alimentar a las gaviotas que perseguían al llaüt.
Como todo lo exquisito no hay mucha elaboración. Sólo enharinar y freír.
Ya están listos: la carne es tersa y dura, más parecida al marisco que al pescado y en los restaurantes que se proveen de algún pescador local el precio puede alcanzar los 90 euros el kilo.
Fue una experiencia única, bonita, un día de pesca en familia que culminó con una fantástica cena entre amigos. Carmela recordará siempre estos días en Menorca, con su amiga Mari Yan, y con Ramón y Tonia, que nos mimaron y cuidaron como fantásticos anfitriones e hicieron con su cariño que nos hayamos convertido en enamoradas de esta isla de ensueño.
Son riquísimos, en casa tengo un pescador que también enloquece con los "rosons", como les llamamos aquí! Y el resto de la famlia también cuando llega con ellos,!
ResponderEliminarQue pez más curioso y tiene que estar bueno, recién pescadito y frito, hummmmmmmmmmmm.
ResponderEliminarBesets
estan exquisitos tambien se pescan en la peninsula sobre todo en cala reona cabo de palos murcia pero se conocen poco y se pescan menos precisamente porque no se conocen no saben lo que se pierden
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