POLLO SENTADO

RECETA TOMADA DE VARIOS BLOGS
INGREDIENTES

1 Pollo entero
1 lata de cerveza
sal y pimienta
hierbas aromáticas y especias al gusto
aceite de oliva o manteca de cerdo


PREPARACION

Mezclar en un bol aceite de oliva o manteca de cerdo con hierbas aromáticas como orégano, pebrella, tomillo, sal, pimienta y un poco de nuez moscada.

Cortar las pieles de la parte de bajo del pollo, dejándole una abertura bastante grande y limpiarlo de grasas y plumas.

Con un pincel de silicona, pincelar todo el pollo incluso el interior con el aceite o manteca.

Fregar la lata de cerveza antes de abrirla, envolverla en papel de aluminio y abrirla. Colocar la mitad de la cerveza en un vaso y reservar. Introducir la lata abierta y medio llena por el orificio del pollo y colocarlo sobre una bandeja con papel de horno. Aquí hay que tener cuidado de ponerlo centrado y la lata bastante dentro, para que no se venza y caiga, mejor tocando con los muslos la bandeja para que haga equilibrio.

Hay que cocerlo sobre hora y media a 180º. Cuando lleve veinte minutos con una cuchara le vamos echando por encima el jugo que va soltando con cuidado de no quemarnos (lo dice la que lleva una bambolla en el dedo gordo de tamaño considerable) y el vaso de cerveza que habíamos reservado.

Los vapores del alcohol que salen del interior hacen que quede jugoso por dentro.


HISTORIA

A mis hijos les encanta el pollo, en todas sus variedades y formas de prepararlo, pero francamente se han quedado sorprendidos cuando les he dicho que íbamos a comer pollo sentado sobre una lata de cerveza.

-Mama, pero, ¿a que va a saber exactamente? Me preguntaba Juanito con cara de preocupación.

Seguro que estaba pensando. -con lo feliz que sería yo con una madre que abriera un brik de caldo de la abuela y me diera pechugas rebozadas todos los días, y me ha tocado esta que sienta un pollo en una lata de cerveza y encima pretende hacérnoslo comer!

-Mamá que daño si estuviera vivo! Decían mientras le metía la lata por su cucu, ¡parece un supositorio gigante!

Recuerdo lo que nos pasó con unos supositorios de glicerina una vez

Fue una de las anécdotas mejores que tenemos mis amigas y yo cuando fuimos de viaje del paso del ecuador a Grecia. No íbamos muy bien al servicio, no teníamos la regularidad que hay que tener, y nos dirigimos a una farmacia. En la puerta nos preguntábamos como hacer comprender a aquel griego que queríamos supositorios de glicerina. Cada una empezó a hacer el tonto lo mejor que sabía en la puerta de la farmacia. Nos agachábamos como si estuviéramos haciendo fuerza en el WC, hacíamos ruidos, nos señalábamos el pompis diciendo que no….
Cuando entramos nos quedamos de piedra al encontrarnos al farmacéutico sonriendo con una caja de supos en la mano. No se había perdido el espectáculo a la puerta de su establecimiento! Sólo hizo falta pagarle y nos reímos un montón.

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