INGREDIENTES
1 Kg. de tomates rojos y firmes
1 diente de ajo
100 grs. de pan del día anterior
50 grs. de vinagre
1 cucharadita de sal
100 grs. de aceite de oliva
2 huevos
4 cortadas de jamón o media caja de taquitos de
jamón pequeñitos
PREPARACIÓN TRADICIONAL
Poner a hervir los huevos, cuando se enfríen
pelarlos y cortarlos en trocitos pequeños. Cortar el jamón en trocitos
pequeños.
Mojar el pan con el vinagre para que se reblandezca
y reservar en un bol. Hacer una cruz en la piel de los tomates con un cuchillo bien afilado y
escaldar en agua hirviendo unos segundos. Sacar a un bol de agua con hielo y
quitar la piel que se desprenderá con facilidad.
Cortar en trozos y retirar las pepitas y lo duro del tallo, colocar en
el vaso de la batidora.
Añadir el ajo, el pan mojado en vinagre y la sal.
Batir un buen rato al máximo de potencia. Ir
añadiendo el aceite a hilillo hasta que esté todo incorporado.
Servir bien fresquito en un plato o bol con el
huevo duro picado y el jamón.
PREPARACIÓN THERMOMIX
Pesar el aceite y reservar.
Poner a hervir los huevos, cuando se enfríen
pelarlos y cortarlos en trocitos pequeños. Cortar el jamón pequeñito o
abrir la caja.
Mojar el pan
con el vinagre para que se reblandezca y reservar en un bol.
Poner todos los ingredientes en el vaso de la
Thermomix (excepto el jamón y el huevo) y programar dos minutos a vel. seis y hasta el 10.
Poner al cuatro sin tiempo e ir añadiendo el aceite
a hilillo hasta que esté todo incorporado.
Servir bien fresquito en un plato o bol con el
huevo duro picado y el jamón.
HISTORIA
En verano solía tomar más gazpacho, pero este año
he descubierto el salmorejo y me encanta.
Lo tomé en Sevilla, me hubiera gustado hacerle
fotos y mandarlo a todo el mundo pero me dejé el móvil y fui todo el viaje sin
él. Descubrí que se puede vivir sin móvil la mar de bien.
me encantó ver lo simpáticos y abiertos que son los
sevillanos. Subí al autobús para ir a ver a la Macarena. Me había comprado un
sombrero e iba leyendo el mapa, para poder bajarme a tiempo. Subió un señor y
nos dio las buenas tardes,
–Buenas tardes, le respondí y me dijo:
-Pues sí que habla vd. bien el español!
-De Valencia que soy ¿cómo lo tengo que hablar?, le
respondí en tono de cachondeo...
-El señor y todo el autobús empezaron a reír.
Supongo que con la pinta de doña croqueta que llevaba con mi gorro y mi plano
pensaron que era extranjera.
Inmediatamente comenzamos a hablar de cuando habían
venido a Valencia, de lo que le gustaba la horchata y de mil cosas más y ya no
me hizo falta consultar el mapa porque ellos me indicaron dónde bajar.
En el mismo autobús había unos turistas extranjeros
que nos miraban extrañadísimos, supongo que no veían normal que diéramos esas
voces y esas risas en medio del autobús, pero por eso me encanta viajar por
España, por lo bien que se come y por poder comunicarte con la gente tan
simpática como mi amigo del autobús.