viernes, 3 de agosto de 2012

ALCACHOFAS COCIDAS DE OTRO MODO


INGREDIENTES

Alcachofas

Ajos
Sal
anchoas

PREPARACION


Hervir las alcachofas sin pelar en una olla con mucha agua.

 Como flotan tapar con un plato y con papel de plata y cocer doce minutos. O meter en la olla expres y cocer por cinco minutos.
Al sacarlas meterlas en agua con hielo para cortar la cocción y no quemarnos al pelarlas.
La receta original era sofriendo setas de cardo y ajos, añadiendo tiras de pimiento asado y sus jugos. Pelar y cortar las alcachofas en cuartos y añadirlos a las setas. Saltear añadir un chorro de salsa de soja y un poco de perejil y no poner sal por la salsa de soja.
Yo las puse sólo salteadas con ajos y unas anchoas por encima.

HISTORIA

Ya he dicho muchas veces lo que me gusta la tele de Aragón y el programa de cocina de la Pera Limonera. Los presentadores son naturales y muy simpáticos y aunque ahora, con tantos Blogs, revistas y programas parece que estemos saturados de recetas, aquí, aparte de las recetas, que cuentan con un toque original, siempre aprendes algún truco que es lo interesante. En la verdulería vi que tenían dos kilos de alcachofas preciosas a un euro y como es una de mis verduras favoritas, no pude resistirme. Como si se quedan en la nevera se hacen feas las hice así y luego las iba pelando conforme las necesitaba y con unos simples ajitos están de cine.

En el programa aprendí que Pablo Neruda había escrito una oda a la alcachofa,aquí os la dejo:

La alcachofa de tierno corazón
se vistió de guerrero,
erecta, construyó
una pequeña cúpula,
se mantuvo
impermeable
bajo sus escamas,
a su lado
los vegetales locos
se encresparon,
se hicieron
zarcillos, espadañas,
bulbos conmovedores,
en el subsuelo
durmió la zanahoria
de bigotes rojos,
la viña resecó los sarmientos
por donde sube el vino,
la col se dedicó
a probarse faldas,
el orégano a perfumar el mundo,
y la dulce alcachofa
allí en el huerto,
vestida de guerrero,
bruñida como una granada,
orgullosa,
y un día
una con otra
en grandes cestos
de mimbre, caminó
por el mercado
a realizar su sueño:
la milicia.
En hileras
nunca fue tan marcial
como en la feria,
los hombres
entre las legumbres
con sus camisas blancas
eran mariscales
de las alcachofas,
las filas apretadas,
las voces de comando,
y la detonación
de una caja que cae,
pero entonces
viene María
con su cesto,
escoge una alcachofa,
no le teme,
la examina, la observa
contra la luz como si fuera un huevo,
la compra,
la confunde
en su bolsa
con un par de zapatos,
con un repollo y una
botella de vinagre
hasta que entrando a la cocina
la sumerge en la olla.
Así termina en paz
esta carrera
del vegetal armado
que se llama alcachofa,
luego escama por escama
desvestimos la delicia
y comemos
la pacífica pasta
de su corazón verde.


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1 comentario:

  1. Si es que Neruda es Neruda.
    Y esa manera de cocer las alcachofas, genial.
    Besets

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Muchas gracias por dejar tu comentario

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